miércoles, 4 de noviembre de 2009
Amaranto.
Dime si tus palabras no me están sino carcomiendo cada insignificante pero complementario rincón de mi cuerpo, ¡Que invento! tu eco me destruye el cerebro. Es incoherente que pase por mi mente la palabra propiedad cuando no más que quererte siento, me tomarías por psicópata si supieses que es lo que pienso, es inevitablemente enfermizo pensar en poseer cada respiro de tu ser cálido y a la vez indiferente. Me enloquece que seas tú, la inalcanzable, pues quiero besar tus labios, que han sido poseídos por cualquier minúsculo ser para mi persona. Y yo, sigo aquí saboreando tu efímero aroma desde mi aposento, recordando tu piel y tu rostro esbozando una sonrisa, que cae como relámpago en mis recuerdos. Oh cuanto te quiero, quiero poseer tu cuerpo quiero, de amar, amo cuanto te anhelo y de forma redundante al pensarlo te deseo. Y con tus manos más claras que las mías y tus cabellos oscuros y delgados, admiro mirar tu cuerpo tan bien moldeado, e imaginarte, imaginarnos, tocarnos, llorar de placer cumplido, pues más que un tímido deseo, yo necesito que se cumpla lo soñado, ya que sabes que te escribo y si tu aún quieres lo mismo, juguemos, deseemosnos, omitamos lo que fuera del capricho de ambas nos interesa, seamos por un fragmento de segundo lo que planeo, amemos el momento que un día imaginamos y que lo perverso, morboso y mal etiquetado salga a flote. No olvido mi cariño sucio, si me lees, me comprendes, te animas o te es indiferente no me importa, si me tomas por sorpresa y corrompes, sabes bien que yo te espero, aunque no sea para siempre.
Con cariño para tí.
Dedicadamente, Yo.
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