viernes, 20 de agosto de 2010

A quien le duela.


Mi corazón, un atentado de dolencias
tan dolorosas pero que no duelen en alguien más,
podría dolerme todo con menos dolor
pero no sería mío.
Y hoy estamos hablando de mí
y de esas culpas que arden en el pecho
sin haberlas cometido,
puede que mi estado le importe a alguien más
pero no le duele ni dolerá.
No, no tengo la culpa de ser en ocasiones una indolente
o una pasajera ego mártir,
de todas formas no necesito un perdón
si se me inyecta el pecho de heridas con garras ajenas
no hay disculpas que no me duelan también.
Y a mi me duele el alma
Pero, ¿a quién le duele más?
puedo quedarme sola,
que le duela a quien le duela la famosa soledad.

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