Mientras yo en el espacio perenne me comí las lágrimas,
los tedios, los intentos de suicidio que se alborotaban en mi mente,
las ganas de almorzarme la ironía con pan sin sal,
mientras me tragaba la voz cruda, las ganas de llorar,
el deseo de abrazar la lejanía de tu cuerpo,
las brisas de pensar en tu aroma casi como pretérito imperfecto,
mientras se me atoraba la desazón de un te amo ausente,
de las caricias rápidas y malos entendidos,
yo acá desangrándome por dentro,
tú estabas allá tan impropia y tan lejana a lo que necesitaba,
en algún lugar distinto, olvidado,
donde por instantes siento, no me recordaste.
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