jueves, 14 de abril de 2011

A.

Sentí que me caí, que volé tan alto intentando creer alguna vez,
que la vida llora de diciembre a enero de un tiempo recorrido y ya pasado,
sobre mis tierras taurinas que yacen desérticas, abandonadas,
secadas sobre la necedad de un ser hambriento de mi.
Me duele todo, la impetuosidad, el engaño que se cree omisión,
el oído medio, el oído sordo, el oído del corazón.
De la cabeza a los pies descalzos e insensibles de mi ser monocromo
artificial y desdichado,
pero no sufro, ya no sufro, dejaré de llorar,
de pensar, de articular sinónimos para el amor
para la inexistencia
sinónimos de soledad por querer estar sola
en vez de sentirme usada, maltratada, imbécil
como siempre lo he sido,
pero dicto entre el sediento color azul de mi alma
que la prisa se ha acabado, y de las muertes que no se hable más,
porque siento como jamás antes,
que el trozo de corazón y enamoramiento se carbonizó,
pero he de tranquilizarme porque a partir de este negro que ya no palpita
crearé dibujos que den gráfica a la nueva posición
que lo absurdo ya no alcanza y los colores prósperos
nacerán quizás algún día,
mientras espero sucumbir bajo los encantos de una u otra rama.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya no sufras, ya no llores... la audición se va, los colores también... pero dices ser Otoño? Los arboles no pierden todas sus hojas, los arboles nunca dejan de ser arboles... bota las penas, reinventa el amor, y deja la inseguridad y lo malo en la tierra, busca el aguita, la niña verde de la cual borraste su poema... que te recuerda la palabra escultura? crees saber porque fue ahi la primera vez?... tú eras su modelo (eres), y con las manos... ella queria forjar la escultura más linda del mundo... pero todo está podrido y sin sonido. Ya no escuchas/ sientes nada? Podría morir en este mismo momento... tratando de calmarte y sacarte del negro, en el cual, nunca quize que estubieras ahi.

Publicar un comentario