Luminosa I

Pensé en estar feliz y justo me morí,

tiendo a creer que el universo, el cosmos, la vida,

la muerte, la historia que se forja, el génesis,

los entes de todo, mi yo interno, las nebulosas,

los grises, y lo que sea conspira en mi contra.

No tengo cabeza para algún mañana, 

no puedo ayudar, no puedo querer,

no puedo CREER, socorro!

que alguien se digne a darme una mano 

o no se metan más conmigo.

A.

Sentí que me caí, que volé tan alto intentando creer alguna vez,
que la vida llora de diciembre a enero de un tiempo recorrido y ya pasado,
sobre mis tierras taurinas que yacen desérticas, abandonadas,
secadas sobre la necedad de un ser hambriento de mi.
Me duele todo, la impetuosidad, el engaño que se cree omisión,
el oído medio, el oído sordo, el oído del corazón.
De la cabeza a los pies descalzos e insensibles de mi ser monocromo
artificial y desdichado,
pero no sufro, ya no sufro, dejaré de llorar,
de pensar, de articular sinónimos para el amor
para la inexistencia
sinónimos de soledad por querer estar sola
en vez de sentirme usada, maltratada, imbécil
como siempre lo he sido,
pero dicto entre el sediento color azul de mi alma
que la prisa se ha acabado, y de las muertes que no se hable más,
porque siento como jamás antes,
que el trozo de corazón y enamoramiento se carbonizó,
pero he de tranquilizarme porque a partir de este negro que ya no palpita
crearé dibujos que den gráfica a la nueva posición
que lo absurdo ya no alcanza y los colores prósperos
nacerán quizás algún día,
mientras espero sucumbir bajo los encantos de una u otra rama.

El ardor, el temor, la insensibilidad y la creencia de que los primeros dos existen me llena la mente de pensamientos casi deformes acerca de los ruidos estelares que hace el cosmos para referirse a mi persona. Dulce y cruel amarga. Me desconozco entre el desequilibrio del blue del alma.

XIV

La barricada de mis nervios,
la única barricada de las que derrotan
son las de las manos que fueron mías
en otras.
La de los ojos medios verdes
que no me miran
me hierven,
son esas barricadas
las que te hieren sin ser nada,
que te culminan, dominan
y hacen doler cada dolencia
en creces y todas las veces,
en todos los tiempos
siempre el mismo desfiladero de muertos
que claman poseer mi nombre
ojalá sea mi cuerpo.
Y ojalá el fuego del engaño
no sea de esos mataderos
en los que muero todos los años
en los que también te enciendo.

XIII

Ni tu boca es mi límite ni mi sonrisa tu derrumbe,
ni los sueños son edificios trastocados por los sismos...
libre como nube y pajarita en el cielo,
como siempre quise, como ahora me siento.

Lloverás

Lloverás como llueven mis ganas de ti, lejos de aquí
lloverás con disimulo y resistencia,
lloverás a veces cuando me tengas cerca y no tengas nada,
Y yo lloveré cuando me sienta engañada, imbécil y errada,
cuando por ti sienta la misma nada
como un punto de la inmensidad mayor
porque me das asco,
porque siempre me han asqueado las maracas,
que más que suenan, ladran,
como tú.
Lloraré a la vez cuando escuche mi nombre y repudie el tuyo,
cuando piense en tu cuerpo y lo vea deforme,
cuando te imagine en mis brazos y te confunda con la arena,
con las piedras también por tus golpes fuertes.
Y esto es para ti, porque necesito decirte que eres una mierda
porque los gatitos rasguñamos las espaldas,
pero tú como perrita muerdes jugando al que me faltas,
porque mis muertes las pagas con sangre,
pero sin siquiera tocarte,
que bello está todo, tan hermoso
como tu pseudo sonrisa por las mañanas
o los te amo con los que me engañabas,
que no te importe si me duele
porque yo te haré doler si es que no huyes de mi mirada,
y a la vez descuida que quizás no ardas mañana
porque la lluvia también cesa y ya no alcanzas.

Melancolique.noir.amour

Que te gusta gritar, que me encanta aullar,

que lames las lágrimas y el miedo y no me importa,

Tan solita que estoy, tantas voces a dentro

debería reconocer lo cierto de lo incierto

No soy tu paracaídas, y no vives cayendo 

me pillas volando alto,

te mato a corto tiempo ,

Que te encanta ladrar que me gusta maullarte

más a ti que a nadie y a nadie más que a ti

si sólo entendieras, si sólo fuese real

que no escribo tu nombre 

que Paulina me carga

que loco que calma que nada,

si vivieras en mi, yo huiría de ahí,

que alivio el suicidio

que torpe el olvido.

Puedes estar enferma 

que te cuiden las perras

que ladren que muerdan

que miau miau miau

si ya no soy tu gato,

ayayai no me duele tanto

ayayai no te pienso en marzo.

Yo no soy una piedra,

No te aguanto, que pérdida,

mejor estar sola, mejor llorar sola,

para qué y qué?,

como si valiese la pena,

como si valiera algo mío,

que triste me siento

que fácil me río

ay que melancólico 

ay que negro

ay que amor, ¿Qué amor?

como no.

En las nubes

Vi escorpiones, vi al fénix y a América del sur en el cielo,
vi las nubes y la oscuridad en un pestañear de lágrimas,
como se dividían y esparcían los munditos celestiales,
y al ver tanto quise cerrar los ojos
pero todo seguía permaneciendo aunque el viento borrara al tiempo,
si hasta los ciegos imaginamos que el corazón ve por nosotros
si hasta los escorpiones en nubes duelen al mirarlos
como la américa dividida ante el holocausto
el fénix que ya no me renace,
como me difumino en una nube también,
se me están desarmando los rulos,
se me están dispersando los miedos
y todas esas maravillosas cosas
que siempre consideré guardadas,
desde lo más profundo de todo
a lo más superficial de esta nada.
las vi también irse en una nube
de esas que jamás se alcanzan.

Open my eyes... al viento.

En algún momento se te queman los huesos con el frío,
se te congela la sangre de tanta soledad, decepción y abandono,
a veces pronto casi tan encima que no puedes reaccionar,
me gustaría no sentir éste estrujamiento del estómago,
ni la soledad de la muerte prematura de mi alma desahuciada,
como si me hubiesen carneado el corazón y todo sentimiento esperanzado, no soy ni la primera ni la última con la desazón de un enunciado de botadero simple,
pero me duele, me cortan las lagrimitas de cristal caído,
las venas me hablan del silencio permanente de su ser,
que se me carcoma la desilusión de un golpe fijo, ojalá claro.
No volveré...